domingo, 13 de febrero de 2011

Escritos a Hékate, iluminadora de sombras

De la oscuridad surjo,
Yo soy tu sombra,
Que aparece y desaparece ante el espejo de tu consciencia.
No tengo rostro, solo figura.
En mi ser albergo un vacío repleto,
Que asusta y oprime,
Amenaza y despedaza.
Escucharás mi voz solo cuando Yo  lo desee,
Sufrirás mi presencia aunque enciendas las luces.

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Ahora te hablo Yo, que sirvo de intermediario entre la luz y las sombras.
Ahora te evoco Yo, que poseo la materia y soy parte de ella.
No te temo Bestia,
Pues en mis andares se escuchan las armas que porto:
Tengo las llaves de Klêidouchos,
Abro las puertas custodiadas por Propylaia,
Silencio la atmósfera con los rugidos de Therobromos y Hersechthonia,
Sostengo la antorcha cedida por Lampadophoros,
Ilumino las sombras con la luz de Phosphoros,
Ahora soy YO el terrible, el que espanta, YO soy Brimô y Apotropaia.
Vengo caminando de noche, como Nyktipolos,
Guiado por Hegemonen por los caminos de la no llegada Enodia.
Respaldado estoy con la salvación y la sanación de Soteira.
Con la señora Triphormis y Trioditis observando desde las encrucijadas los caminos adyacentes.
Vengo a vencerte, pero no a destruirte,
Pues formas parte de mi Ser.
Para un fin que solo la Señora conoce.
Ella con su ayuda y custodia, permite bajar aquí a Su hijo,
Pues ha sido Propolos, la que asiste, quien me ha armado.

Y es Ella, la Diosa de innumerables epítetos, Señora de los reinos del cielo, de la Tierra y el Mar, la que me protege con todos sus títulos para la lucha contra mi sombra.
Es por ello que te honro Hékate, por asirme firme, por armarme y acompañarme a tu reino.

¡Hail Hekate! 

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