viernes, 18 de noviembre de 2011





Escucho sonidos de tambores, 
surgen desde lo más hondo de la tierra,
son sonidos rígidos, 
golpes secos y penetrantes que resuenan en mi cabeza como una llamada.
Intento hacer caso omiso, pero hasta el sonido de mi corazón ha cesado para darles paso.

Es una llamada, desde el inframundo, mi diosa me aclama,
Ha plantado la guerra y me reclama,
golpes que cualquier ser humano temería escuchar,
rugidos de pieles tensas sobre maderas silvestres.
No temo la llamada, 
no temo esta guerra.

Pues ya he bajado al territorio de donde se originan,
no tengo temor a bajar de nuevo
me entrego a Su llamada, me entrego a Ella.

Hékate que desde las sombras llamas,
remueves la tierra con tus pasos,
agitas las llaves de todo el universo,
decapitas con las antorchas a toda oscuridad que se cierne.

Hékate, que eres tan luminosa como oscura,
bailaré contigo en ésta, mi guerra.

Alzaré mis manos a tu cielo,
Golpearé mis piernas en tu tierra,
Sudaré el agua de tus tormentas,
gritaré tus palabras y mis miedos,

pues soy Tu Sacerdote, y también Tu Guerrero.



(En tiempos de guerra avisan de paz, en tiempos de paz, advierten de guerra)